No debemos olvidar, pues, que aún estando "confinados" en nuestras casas, podemos y debemos dedicar unos minutos a la oración. Cuando rezamos, Dios no nos pide cosas extraordinarias: nos pide que estemos allí y eso es todo. ¿Están nuestros hijos agitados? ¿Estamos cansados? El Señor lo ve bien y lo sabe mejor que nadie. Si fuéramos conscientes de la inmensa ternura con la que mira a cada una de nuestras familias, con la que recibe todas nuestras oraciones familiares, incluso las más pobres, torpes, inquietas, entremezcladas con interrupciones o reprimendas, si entendiéramos que nos ama tal como somos, nunca dudaríamos en orar en familia. Ahí os va el material de esta semana “por si os puede ser útil”.
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madre tereEste blog ha sido creado para ir colgando a mi alumnado las tareas que diariamente deberán de realizar durante este período de confinamiento provocado por el COVID-19. Archives
Mayo 2020
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